martes, 27 de junio de 2017

LA CALAVERA DE LA ESCUELA

Sin lugar a dudas la mayoría de Cayambeños  tuvimos el gusto de educarnos en la tradicional escuelita “9 de Julio” que parece que cumplió ya más de 100 años de existencia, en mi caso fue la institución educativa de mi abuelo, de mi padre, la mía, la de mis hijos y quizá la de mis nietos.
Pero según cuenta la historia de Cayambe, en el terreno que ocupa la escuela fue un antiguo cementerio y cuando  empezó su construcción  se encontraban  los huesos y esqueletos completos de los difuntitos, los mismos que fueron conservados en las antiguas aulas que existen hasta el momento, en la parte de abajo entre el cimiento y la pared  en unos profundos huecos como respiradores, que agachándose se podía observar estos restos humanos.
Cuando fui alumno de la escuelita la anécdota más recordada que tengo es que cuando, no hacíamos los deberes y un querido profesor ya fallecido nos castigaba de dos maneras con baños de agua helada y el peor castigo quedarse en el aula donde había una calavera en el escritorio, era lo peor que podía hacernos y en una ocasión casi nos mata del susto, serian las tres de la tarde y nos habíamos quedado medio dormidos, cuando la calavera del escritorio empezó a moverse y como era lógico todos empezamos a gritar desesperadamente; cuando ingreso el profesor se quedo perplejo al ver la calavera moviéndose,  armándose de valor cogió la escoba y de un escobazo boto la calavera al piso y por debajo  salió corriendo una enorme rata que estaba dentro.
Como resultado de esto se enfermaron del susto varios compañeros y el profesor fue llamado la atención por parte del Director y terminaron así los castigos.
Todavía cuando pasó por la escuelita se me viene a la memoria estos recuerdos de mi infancia.

LOS FANTASMAS DE LA IGLESIA MATRIZ

Esta historia le escuche contar a mi abuelo hace muchísimos años atrás, en vista de que el mantenía una buena amistad con el sacristán de la iglesia matriz de Cayambe.

Pues en una ocasión este mentado sacristán se quedo jugando naipes en la casa de un amigo y cuando se percato de la hora, salió muy agitado rumbo a su casa, pero su esposa muy molesta por lo avanzada de la noche y al ver que no llegaba le aseguro la puerta y por más que el trasnochador sacristán golpeó, no le abrió.

Sin tener donde dormir y con el frio de la noche que le calaba los huesos, se acordó que tenia la llaves de la iglesia matriz y sin pensarlo dos veces se dirigió a la misma, para pasar allí la noche y medio dormir.

Al llegar se acomodo en una banca y se cobijo con su chompa, pasaron algunos minutos y empezó a escuchar ruidos muy raros, como que arrastraban cadenas, quejidos lastimeros y pasos de personas que se acercaban en medio de la espeluznante obscuridad, y para el colmo del susto sintió que le empezaron a jalar de las piernas.

Al día siguiente el padre párroco lo encontró botado en un patio interno cercano a la iglesia, cuando se recupero y conto su increíble historia, nadie le creyó y tuvo que aguantar el insulto del curita y la golpiza de la mujer por no haber llegado a dormir.


LA MASCARA DEL DIABLUMA


Cuenta una vieja leyenda de Cayambe que en una ocasión un indígena por motivos económicos y de enfermedad de un integrante de su familia no pudo bailar en las tradicionales entradas de las fiestas de San Pedro, como era su costumbre de todos los años disfrazado de diabluma.

Cuando una noche regresando a su casa se le presento el diablo y le dijo que le iba a cargar al infierno por no haber utilizado su máscara y no bailar en las entradas, el hombre aterrorizado le pidió al cachudo que no lo lleve y le prometió que nunca más fallaría a esta tradición que lo había heredado de su padre y de su abuelo.

Al día siguiente la mujer lo encontró botado junto a una peña en camino a la casa y cuando se despertó se encontraba tan asustado y no se acordaba si su experiencia con el diablo fue real o todo fue un sueño motivado por los tragos que había tomado.

Pero por si acaso su experiencia con el diablo haya sido verdadera nunca más falto a su tradición de bailar todos los años con su máscara de diabluma.


LA CHIFICHA


Sobre esta leyenda cayambeña existen varias versiones, pero en esta ocasión la relatare como yo la escuche y también como pude evidenciar, en vista de que este personaje vivía cerca a mi antigua casa por las calles 9 de Octubre y Terán, y para ser más  exactos en la casa de Don Napoleón Terán donde arrendaba un pequeño cuarto.

Este singular personaje era una mujer pequeña que vivía con su hija y sus nietos, pero parecía que tenía algún desorden mental, que se evidenciaba por su forma de vestir y de actuar, los jóvenes estudiantes de los colegios e incluso los niños de las escuelas, conocían la actitud agresiva que tomaba cuando de decían su apodo que era “Chificha”, en ese momento se volvía loca y les insultaba a los atrevidos muchachos y les seguía corriendo con piedras en mano y donde lograba atraparlos, les daba una verdadera paliza, que si una persona adulta no intervenía, podía llegar hasta a matarlos.

Esta humilde mujer fue víctima del asedio de los muchachos de esa época, que parecía que se ensañaban en molestarle y gritarle su apodo y después correrse y escaparse de la persecución, para luego regocijarse con sus amigos, que lograron escaparse de la famosa “ Chificha”.

Este personaje se fue haciendo cada vez más popular por sus locuras y arrebatos cuando le molestaban, que incluso las madres de familia de esa época cuando los niños pequeños no querían comer o no querían ir a la escuela les amenazaban que les va ha llevar al infierno la Chificha, que para esas épocas había envejecido y su rostro por sus múltiples caídas y peleas se había desfigurado grandemente, al escuchar esta amenaza los niños pequeños lloraban del susto y cumplían las ordenes de sus padres.

Bueno, pero este personaje se hizo más famoso en Cayambe cuando murió y no faltaron las personas que juraban que la veían en las noches luego de que fue enterrada, y el hecho más aterrador es el que me contaron hace pocos años atrás.

Dicen que en una fiesta de  unos indígenas otavaleños que viven por muchos años en Cayambe y se dedican a despostar y vender carne de borrego, este misterioso personaje de la Chificha hizo su aparición y que en medio del baile y de los invitados la vieron bailando y un niño se percato de que tenia rabo de diablo, alerto a los dueños de la fiesta y este personaje desapareció dejando un fuerte olor a azufre y que alcanzaron a escuchar una voz de ultratumba que decía “ solo por el niño se salvaron, pero la próxima les cargo a todos al infierno”.

Realidad o fantasía, esto nadie lo puede saber, quizá los asustados invitados a la fiesta, sin embargo, esta es la historia de la Chificha que conozco.


LA CASA EMBRUJADA DE GRANOBLES


Hace pocos años atrás uno de los lugares naturales más vistosos y visitados era el Rio Granobles, en vista de que existía un bosque de ensueño, planicies muy bonitas para acampar, una amplia playa que daba al rio, que incluso se podía bañar y pescar, pero en la actualidad este encantado lugar, es una propiedad privada, el agua del rio está contaminada, se han talado gran parte de los árboles y el ingreso a personas particulares es restringido.

De manera personal, cuando era niño visitaba mucho este sector en vista de que tenía un amigo con  familiares cercanos al lugar y nos encantaba ir en bicicleta y acampar en las orillas del rio.

Bueno este relato de la casa embrujada, la escuche hace varios años atrás  a mis hermanos mayores que eran aficionados a la pesca y en una ocasión se fueron al sector de Granobles a pescar y les cogió la lluvia y se quedaron a dormir en una casa abandonada cercana a las inmediaciones del rio, con el deseo de aventura y  de madrugar a la pesca.

Todo iba normal, en la noche prendieron una vela, y en el piso de la vetusta casa pusieron su sleeping y se aprestaban a dormir, cuando fueron interrumpidos en su sueño con ruidos raros que venían de un cuarto continuo, los ruidos eran como que arrastraban cadenas, hacían caer objetos y lo que les puso los nervios de punta y les obligo a salir corriendo en medio de la madrugada fueron los quejidos lastimeros de una mujer.

Hasta allí llego la aventura de acampar en la casa abandonada de Granobles y de madrugar a la pesca, regresaron a la casa a contar su macabra experiencia.

Desde esa época pasábamos durante el día por dicha casa, pero la veíamos con mucho respeto y algo de miedo y nunca más nos hicimos de noche, en la actualidad la casa no existe y en su lugar funciona un vivero del consejo provincial, pero el sector de Granobles a pesar de todo no deja de tener su atractivo y es un lugar de mágicos recuerdos.